Ahora que se acerca el final de curso en tantos colegios, un gesto clásico es regalar una caja de bombones al profesor o profesora de nuestros hijos. Ese detalle gana muchos enteros si nos atrevemos a hacerlos nosotros mismos con los niños. Una cajita, un lacito… y !voilà! Un regalo de primera. Hacer bombones no es tarea sencilla, o al menos, eso me parece a mí. Pero con un buen chocolate (importantísimo, cuando mejor sea la calidad del chocolate, mejor os saldrán los bombones), unas buenas indicaciones (como las que yo he sacado de la magnífica web de cocina webosfritos), tiempo por delante y humor para no desesperarte porque hay chocolate por todos los rincones de la cocina y te has lavado ya las manos trescientas veinte veces… Al relleno de nocilla, le he añadido petazetas. La primera vez que probé bombones con esta golosina fue en un evento que cubría como periodista. Los bombones habían salido de la mano del pastelero Jordi Roca, por entonces, no tan famoso como ahora. No sé si se le ocurrió a él el primero, o a su vez, se inspiró en otro… En esto de la cocina, como los cocineros son tan generosos y no solo no existe el copyright, si no que en seguida lo divulgan todo sobre sus creaciones, es difícil saber quien inventó qué. Fuera él u otro, el bombón me encantó y aquí estoy años después recordando aquellos “estallidos sorpresa”.
TAREAS QUE PUEDE HACER NUESTRO PINCHE:



RECETA:
ingredientes:
-1 kilo de chocolate (yo he utilizado chocolate negro de la marca…) (Salen unas 4 docenas de bombones).
-5 sobres de petazetas
-1 bote de nocilla
Fundimos el chocolate al baño María. Una vez fundido, lo sacamos del fuego y lo atemperamos. El chocolate debe trabajarse siempre atemperado porque solo así conseguimos que quede brillante y de textura uniforme. Se suele atemperar sobre mármol, estirándolo y recogiendo con dos espátulas hasta que llegue a la temperatura adecuada, que para el chocolate negro se encuentra entre los 30º-31ºC. Si utilizáis chocolate con leche o blanco, debéis consultar la temperatura de atemperado pues en cada uno es diferente. Rellenamos los huecos del molde con cuidado de que no quede ninguna parte, por pequeña que sea, sin cubrir. Golpeamos ligeramente con la espátula en los laterales del molde. Con esto, conseguimos que no se formen burbujas. Finalmente, para retirar la materia que nos sobra, ponemos el molde boca abajo sobre un bol y movemos de un lado a otro hasta que ya apenas caigan hilos de chocolate. Todo este proceso es lo que los pasteleros llaman “encamisado”. Ahora metemos el molde a enfríar en la nevera tapado con papel film (para que el chocolate no absorba los olores del resto de los alimentos que guardamos allí). En cuando esté duro, sacamos el molde y rellenamos los huecos ahora con nocilla (al gusto) y petazetas (con generosidad, porque el efecto de que algo te estalle en la boca es divertido). Lo metemos, otra vez, a la nevera unos 10 min. Una vez pasado este tiempo, con el chocolate de nuevo atemperado, cerramos cada hueco. Retiramos el exceso de chocolate con una espátula larga de metal. Así nos quedará liso y uniforme el sellado del bombón. Volvemos a meter el molde al frigorífico (de nuevo tapado con papel film, ¡mportantísimo!) Una vez cristalice, desmoldamos y guardamos los bombones en la nevera en una caja hérmética.
Lo bueno es que ahora es verano, la mejor época para ir tachando cosas de las lista de temas pendientes…, así que !manos a la obra a la mínima oportunidad que tengas! Un beso.
Me encanta esta receta, la tengo apuntada en “temas pendientes” , me lanzaré a por ella algún día! Un abrazo